estrategias para hacer frente a la carga mental

Reflexionar sobre las normas y roles de género que incorporamos como propios y que guían nuestras metas, expectativas y modos de hacer. Y preguntarnos ¿contribuyen a nuestro bienestar? Al hacer este ejercicio, podremos revisar si estamos contribuyendo a estas desigualdades y plantearnos cómo contribuir a la solución.

Pensemos en cómo asumimos como responsabilidades exclusivas cuestiones como el cuidado del orden, la limpieza, compras en el hogar, determinados cuidados de los hijos e hijas, el buen clima familiar o la organización de los eventos de la familia (fiestas de cumpleaños, reuniones familiares…). Estas cuestiones nos darán pistas sobre nuestras creencias y modos de pensar.

 

Hazte algunas preguntas: ¿Hay obligaciones que asumes, sólo por ser mujer? ¿Deberías cumplir mejor determinadas funciones por ser mujer, dado que los hombre no tienen las mismas destrezas o su tiempo no está dedicado a temas «menores»?

 

En ocasiones, podremos ir incorporando cambios en la delegación y asunción de responsabilidades, mejorando los modelos de convivencia basados en el buen trato y reconocimiento de las aportaciones del resto de los miembros de la familia.

 

Identificar las estrategias de afrontamiento que utilizamos ante los problemas más habituales, y cambiarlas si no son las adecuadas.

En general existe consenso en que las mujeres utilizan más y variadas estrategias para hacer frente a los problemas, si bien, se observa un predominio de aquellas orientadas a la emoción.Es importante analizar si estas estrategias están siendo adaptativas y eficaces, y están orientadas al cambio y a la solución.Algunas de estas estrategias desadaptativas son:

 

La Rumiación.

 

La Preocupación excesiva.

 

La Evitación.

 

La rumiación y la preocupación, son más frecuentes en mujeres (Mezulis, Abramsom, & Hyde, 2002; Nolen-Hoeksema, 1991; 2004) y constituyen estrategias, desadaptativas para la solución efectiva de problemas, que incrementan el malestar.

 

Las estrategias que combinan la regulación emocional y un afrontamiento activo de los problemas son muy eficaces para la reducción del malestar.

 

Identificar y cambiar ideas y creencias que nos estén perjudicando. En ocasiones, asumir de manera estereotipada roles de género femeninos, como la responsabilidad sobre el bienestar de los demás, conlleva actitudes y creencias disfuncionales sobre lo que depende de cada uno de cada una.

Esto puede activar sentimientos de culpa, enfado, tristeza o ansiedad por no cubrir nuestras expectativas y por tanto, iniciar ciclos de pensamientos repetitivos, cíclicos y auto-referidos sobre las causas y las consecuencias, que lejos de aportar claridad sobre los problemas, incrementa el malestar emocional.

 

Identifica lo que depende de ti y lo que no. Ajusta tus expectativas en el proceso. Ves paso a paso. Y mantén la comunicación con el resto de las personas implicadas en el trabajo

doméstico y familiar.